Este post forma parte de la serie que nos va a llevar a conocer toda la historia de Nautal, desde su creación a su venta y más allá. Si queréis ver los capítulos que nos van a conducir en este camino, mira el índice la de historia de Nautal.
Revelación de la idea
Aun trabajando en Deloitte como gerente de AFP, y después de haber visto la película la Red Social, me desperté en mitad de la noche con una idea loca… hacer una plataforma para que la gente se pudiera intercambiar favores, era como si el sueño que había tenido fuera tan importante que no me permitiera dormir, mi cabeza iba a 1000 por hora, pensando en el enorme potencial que tenía. Me imaginaba millones de personas ayudándose unas a otras, haciendo un mundo mejor, y yo teniendo un proyecto exitoso.
Como estaba cansado de que me vinieran mil ideas a la cabeza estando aún estirado en la cama y como con miedo de que si me dormía tal vez olvidaba esa maravillosa idea, me levanté, cogí papel y bolígrafo y comencé a plasmar todas las ideas que me habían venido. Posteriormente cogí el ordenador y comencé a investigar, descubriendo que existían unas cosas llamadas bancos de tiempo, donde la gente se intercambia favores a cambio de horas.
Los bancos de tiempo son organizaciones sin ánimo de lucro, generalmente con un enfoque muy local que permite que los vecinos se ayuden unos a otros, cohesionan el barrio o pueblo y ayudan a que la gente esté activa, se sienta valorada y apoyada. El modelo es muy bonito, pero se basaba demasiado en el contacto presencial y el ámbito local.
También descubrí la película cadena de favores de Helen Hunt y Kevin Spacey. En ella, un niño tenía la idea de iniciar una cadena de favores donde cad apersona ayudada debía ayudar a su vez a tres personas más. Como todos los modelos exponenciales esto hacía que en unos pocos pasos el impacto de la cadena fuera muy grande.

En poco tiempo llegué a la conclusión de que debía ser online (a diferencia de los bancos de tiempo que tienen un enfoque muy personal y local) y que, al ser online, la unidad de intercambio “hora” no tenía mucho sentido, ya que una persona no podía saber cuanto tiempo había tardado otra en hacer un logo, por ejemplo.
Primeros esbozos
Le pedí a mi amigo de la infancia Eduard Llovet (que era la única persona que yo conocía con experiencia en Startups) que me echara una mano y… pasó de mí. Supongo que vio que era una idea de bombero que intentaba ejecutar una persona con cero experiencia en Internet. Hasta que no le presenté los primeros dibujos de lo que iba a ser mi página web no se decidió a ayudarme… supongo que lo hizo por piedad, o por la vergüenza ajena que sufrió al ver los prototipos tan cutres que había creado para la web de intercambio de favores. Sólo por hacerse una idea del nivel, la web se llamaba JusThanks y los puntos de intercambios gracias o Thanks… mi nivel de humillación ahora recordándolo en perspectiva está alcanzando un nivel estratosférico, de nada.

Asimismo me puse a trabajar en la lógica del modelo, diseñando los flujogramas del proceso de anuncio, solicitud y prestación de favores.

La importancia del equipo
Hablé con Edu Robsy, un excompañero de Deloitte del área informática, y llegamos a un acuerdo para que fuera el CTO del proyecto; Edu Llovet sería el CPO y yo el CEO… con dos huevos, teníamos más títulos que personal o que empresa, pero quedaba molón. El 3 de julio de 2012 constituíamos Favoralia.
EduL hizo los prototipos e hicimos muchos brainstormings pensando en los procesos y EduR programó todo a una velocidad sorprendente. Además, la idea molaba y tuvimos bastante cobertura, tanto en prensa como en radio ¡y hasta en televisión nacional!, ¿quién decía que era una idea de bombero, he? ¡La idea estaba validada! … o no, pero en ese momento nos parecía que tenía buena pinta.
Así es como quedó la versión final de la web, para que veáis cómo mejora algo cuando cuentas con profesionales. Edu le dió una repasada a la marca, al proceso, a la funcionalidad de la web y al diseño. Quedó algo mucho más profesional:

En principio era un modelo que sólo tendría sentido si crecía mucho y si era así, el modelo de negocio no sería un problema (véase Twitter o Whatsapp), pero para que esto funcione tiene que crecer realmente mucho…
Para hacer el plan de negocio hice el típico error que se dice no hay que cometer, el cuento de los chinos (básicamente consiste en decir que si sólo el 1% de los chinos te compraran, te forrarías). Pues aquí estaba mi estimación de usuarios.

Modelos de negocio
A pesar del inevitable crecimiento que nuestros números chinos daban, pensamos en algunos modelos de negocio que podrían ayudar al proyecto, por ejemplo:
- AdSense: colocar anuncios intermediados por Google en tu web
- Modelo fremium: el uso básico de la plataforma es gratuíto, pero hay determinadas funciones más avanzadas de pago
- Verificación de identidad, para dar mayor confianza en la prestación de favores
- Poder comprar puntos: Opción de poder comprar puntos por dinero a razón de 3-5 € / punto
- Favores con propina: Complementando Favoralia «Hay favores con puntos y Favores con propina»
- Extras de pago El favor base es por puntos, pero hay extras de pago «te asesora por 1 punto, pero si quieres que te haga la declaración de la renta te cobro 20 €»
- Pago de 0,89 € al expedir favor «Pago de 0,89 € (o 1,89 €) para pedir un favor
- Suscripción: Para pedir favores debes suscribirte (tipo Knock o Meetic)
- Muro de demandas pagando 1 €: Si no encuentras lo que necesitas, podrías pedir un favor a un muro de demandas pagando 1 €
- Ofrecer Favoralia como marca blanca a empresas para que fomentaran el espíritu de colaboración entre sus empleados
Ideas no faltaban, inocencia tampoco. En el próximo capítulo veréis cómo comencé a aprender sobre este mundo digital, suscríbete si no lo has hecho ya y no te lo pierdas.
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