Montar una startup es montarse en una montaña rusa y debes estar mentalmente preparado para ello.
Especialmente al principio, pasas de momentos de euforia donde crees sinceramente que te comerás el mundo porque algo te ha salido bien a momentos de hundimiento porque algo no ha salido. Creo que es importante ser bastante estable mentalmente para montar una startup, si no, es fácil que acabes con estrés, depresión, adicciones o algo peor. Montarla en compañía de cofundadores puede hacer esta carga menos pesada.
En 2018 nos sentíamos en la montaña del éxito, estábamos creciendo, conseguimos Venture Capitals que invirtieron en la empresa, comenzamos a profesionalizar varios ámbitos de la empresa y creíamos que el mayor riesgo vinculado a montar una startup ya había pasado.
Pero 2019 no estaba siendo una montaña rusa, estaba siendo peor. Desde finales del primer trimestre de 2019 comencé a visitar a los mejores VCs en marketplaces y SaaS de Europa y alguno americano para hacer la siguiente ronda de financiación de Nautal y la respuesta siempre fue que no.

Y a diferencia de los noes de rondas anteriores, en esta sí había un patrón común, veían el mercado aún muy competido, más o menos había un líder por país, pero no veían claro quien ganaría y mientras no hubiera un ganador claro, la competencia haría que se necesitara mucha inversión para avanzar en este mar rojo (en referencia al concepto de océano azul).
Después de muchos noes la caja se iba reduciendo y el tiempo se nos iba acabando y no encontraba ninguna solución para mantener un buen crecimiento sin más inversión.
Un día una amiga me dijo que se me veía cansado y le dije que sí, que esto de emprender era muy duro. Me preguntó por qué y le dije que en los últimos 5 años, cada año había estado a semanas de cerrar la empresa. Cerrar la empresa suena fácil, pero es defraudar a muchos inversores que han confiado en ti, es tirar por la borda todo el esfuerzo y esperanzas que has puesto durante mucho tiempo, y lo que es peor, es tener que despedir a mucha gente y en mi caso sería tener un segundo proyecto fracasado.
Llegar a la conclusión de que no conseguiría esa ronda de inversión fue duro.
En el Consejo de Administración de junio de 2019 presenté 3 opciones:
- Si no conseguíamos ninguna inversión debíamos hacer despidos importantes, y para despedir a empleados necesitas caja. Eso reduciría mucho el crecimiento (y por lo tanto la valoración).
- Con una ronda de medio millón de euros podíamos continuar, con un pequeño ajuste de plantilla, mejorando nuestras métricas para intentar buscar un exit (venta de la empresa) a una valoración razonable.
- Con una ronda de un millón de euros podíamos seguir apostando por crecer y seguir en la lucha por el liderato.
Al final los dos VCs que habían invertido en la última ronda accedieron a darnos un préstamo convertible de 700 mil euros y el objetivo tenía que ser volver a crecer significativamente y explorar un potencial exit.
Un préstamo convertible supone que el dinero que te entra ya, pero que se convertirá a capital en la próxima ronda, con un descuento sobre la valoración de esa futura ronda.
El Consejo acordó que los despidos fueran un poco más agresivos de lo planificado y así dejar dinero para implementar estrategias de crecimiento, lo cual era necesario si queríamos afrontar un proceso de exit.
Lo último que quiere un inversor es poner dinero en un proyecto que no mejorará y al cabo de poco estará en la misma situación (pero donde él habrá metido más dinero).
Continuará…
Chequea los títulos de los próximos posts… vienen curvas.