Una semana antes de recibir la oferta de adquisición, comienza a resonar por todos lados la pandemia por Coronavirus Covid-19. Al principio, la sensación era que era un problema de China, pero incluso cuando comenzó a afectar a Italia aquí actuábamos como si esto no fuera con nosotros.
Llamé al CEO de Sailogy, competidor de Nautal en la zona de Italia más afectada, y me dijo que estábamos ciegos y que debíamos reaccionar ya, que era obvio que nos afectaría y que lo mejor que podía hacer era enviar a la gente a trabajar a su casa.
Tres semanas antes del confinamiento en España, comenzamos a prepararnos para trabajar en remoto. Por cómo es nuestro negocio esto no suponía una dificultad muy grande, básicamente lo único relevante era el teléfono, que cada comercial pudiera recibir las llamadas y hacerlas desde su casa, en lugar de estar sonando en una oficina vacía.
El problema realmente grave estaba en la caja. Habíamos hecho el segundo bono convertible para cubrir hasta marzo porque a partir de aquí esperábamos flujos de caja positivos y durante las primeras semanas del confinamiento las ventas cayeron en un 95%.
Esto nos hizo que afrontáramos la peor crisis que jamás hubiéramos vivido, con la situación más débil que jamás hubiéramos tenido.
Para sobrevivir tuvimos que adaptarnos muy rápidamente en tres ámbitos.
El primero y más urgente conseguir algo de caja. Por suerte conseguimos con Sabadell un préstamo de 150.000 euros avalado por el ICO de los que sacaron para ayudar a las empresas frente al coronavirus.
El segundo y necesario, reducir los gastos, y pese a que esto afectó a todas las partidas de la cuenta de resultados, el más traumático fue el tener que implementar un ERTE (Expediente de Regulación Temporal del Empleo) mediante el cual redujimos la jornada laboral de toda la plantilla en un 70%.
Y finalmente, hacer todo lo que estaba en nuestras manos para levantar las ventas.
Hicimos algunos brainstormings y las cuatro conclusiones principales fueron que:
- ese año la gente aún querría alquilar barcos pese a la pandemia (si les dejaban salir de casa), porque eran sitios donde ibas con tu burbuja y mantenías la distancia social con el resto de gente,
- que buscarían destinos cercanos a los que pudieran ir con el coche
- que si queríamos que reservaran ya, necesitarían poder cancelar la reserva si en el momento del viaje había restricciones, y
- que deberíamos animar a los armadores a implementar protocoles especiales de desinfección entre clientes.
En menos de una semana realizamos una encuesta a nuestros miles de armadores preguntando la flexibilidad que ofrecerían en caso de restricciones, implementamos los resultados en la web con imágenes y mensajes que reforzaban esta flexibilidad.
Alteramos el algoritmo de priorización de los barcos en la web para priorizar los armadores que aceptaban la flexibilidad en la cancelación y los protocolos de limpieza y desinfección.

También reenfocamos el márquetin (emails, SEA…) para potenciar los destinos cercanos.
El resultado fue que al cabo de unas pocas semanas las ventas comenzaron a subir y pudimos ir deshaciendo el ERTE.
En verano de 2020 estábamos a pleno rendimiento, ¡vendiendo más incluso que en 2019!